Y pensar que nuestra condición de seres humanos,
se hace tan pequeña
cuando nos tocan esa fibra íntima del ser,
cuando quedamos vulnerables frente a esa mirada.
Y perdemos todo rastro de cordura
se vuelve el alma marchita
cuando nos encontramos con ese ser,
cuando quedamos expuestos a la nada.
Y volvemos a la infancia, empezamos de nuevo
se disuelve la experiencia
cuando te sorprenden esos ojos,
cuando revolotean, en tu espíritu, esas hadas.
Cuando es en el propio cuero, la experiencia nos deja mudos, paralizados...
ResponderBorrar