Ya en tu habitación,
recuerdos que cuelgan de las paredes,
momentos como voces
que gritan sin descanso en tu silencio
te mantienen alerta y
susurran cosas en tu oído.
Esta noche es otra pesadilla
de ansias estancadas,
de lagrimas saladas con miel
se eriza cada centímetro de la piel.
La luna entona una serenata enamorada
y las estrellas te recuerdan tu soledad
la brisa invernal te abraza y te humilla
haciendo notar que tu compañía
es ese vacío enmudecido a tu lado.
Elevas los ojos al cielo
y agradeces al Dios de las alturas
que tu aliado sereno
sea el único que esta noche
no dictara sentencias sobre tu alma.
Como un insomnio incurable... Un abrazo
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